lunes, 2 de enero de 2012

El Secreto y el materialismo espiritual

                                                                 
                                                                   
                                                                     
Hay un libro y un documental llamados el Secreto, que usando términos espirituales y de la física cuántica(?) llegan a la conclusión de que cualquier deseo que se pida al universo con suficiente insistencia se cumplirá. A esto se le conoce con el rimbombante nombre de la ley de la atracción. El libro ha sido un gran best seller que ha influido en las vida de miles de personas. En él se sugiere que que los grandes triunfadores de la historia sabían este secreto y justamente por eso llegaron tan lejos. Además, la ley funciona con cualquier deseo, por ejemplo, un Ferrari.


Todo esto a mi me parece una versión actual del cuento de Aladino y el Genio de la Lámpara. Un cuento cuya atracción radica en que toca en  el núcleo de las fantasías de omnipotencia que tienen nuestros egos humanos. El deseo de controlar y dominar nuestro destino y nuestro mundo.


Me da la impresión de que esto no funciona, y habría que dar gracias de que sea así. Pues como se suele decir: ten cuidado con lo que sueñas porque se podría hacer realidad. Este libro más que espiritual en mi opinión está más cerca de la superstición o del llamado materialismo espiritual, que consiste en convertir lo trascendente en un bien más de consumo, como sucede en el Secreto donde la ley del mercado converge con lo divino.


Hasta aquí la crítica. Pero hay algo del Secreto que aunque está expresado de manera distorsionada sí puede llevar a una realidad con dimensión y profundidad espiritual. El Secreto afirma que el universo hace lo que nosotros le pidamos. Es como si fuéramos dioses o Prometeo ( ver entrada sobre Messi y Ronaldo). Pero en el camino espiritual, que es humilde, sucede justo lo contrario. No es que el universo haga lo que uno desea, es que uno cede y va aprendiendo a hacer lo que el universo, usando la terminología del Secreto, quiere. El caminante va poco a poco dejando el ego a un lado y consiente ser vivido, como en la plegaria atribuida a San Francisco que dice "Señor hazme un instrumento de tú paz".


Lo interesante es que haciendo los deseos de el universo ( o Dios), somos felices. Mucho más que consiguiendo los deseos limitados de nuestros pequeños yoes. Éste es el verdadero secreto. Así se logra la sensación de fluir y todo se hace sin esfuerzo, como si la vida actuara a través de uno. En esos momentos reina la unidad. No es que uno haga  lo que la vida quiere a costa de los deseos propios, es que lo que la vida quiere y lo que uno quiere es lo mismo. En esos momentos uno es la vida, no hay separación y por lo tanto no hay conflicto.


 Algo similar expresa Victor Frankl ( el psicólogo existencialista creador de la logoterapia), quien incide en la importancia de descubrir el sentido de la vida o vocación. Él insiste en que uno no crea su vocación, si no que la descubre. Una vez que se apartan los deseos incorporados de los demás, de la sociedad, de nuestros padres, sólo entonces podemos sentir nuestra verdadera vocación. 


Pero lo más importante es que no la creamos nosotros. Ya está allí, lo único que hacemos es descubrirla. No nos levantamos un día y decidimos lo que queremos ser basándonos en nuestros deseos y expectativas (como en el Secreto). Así no llegaremos muy lejos porque lo que nos influirá será la fama, el dinero, el deber y cosas por el estilo.


Somos seres únicos, mezcla de historia, genes, consciencia, espíritu. Un ser único en el cosmos, en definitiva. Como seres únicos tenemos una forma única de expresarnos en el mundo. Una manera que nos da fuerza, energía y placer al mismo tiempo porque es para lo que, de alguna manera, estamos aquí. Es como si dejando de intentar ser quienes debiéramos ser tropezáramos con quien de verdad somos.

1 comentario:

  1. Caminante

    Me encantó lo que escribiste porque es claro y profundo.

    Como- en última instancia- coincide con lo que pienso, puede que mi ego me esté jugando una mala pasada al comentar tu post...:-)

    Fuera de broma el camino está lleno de baches en los que se puede caer, entre ellos el orgullo encubierto de humildad... Creo que aquello de "Ama y haz lo que quieras" es una de las posibles curas para no caer en el materialismo espiritual.
    Con afecto. Amelia

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