miércoles, 29 de febrero de 2012

De la ley, al amor

                                                                           


La moral para la mayoría de nosotros aparece como un conjunto de reglas que hay que cumplir para vivir en sociedad. Unas leyes para domar el animal que llevamos dentro, para civilizar el instinto. Esto provoca una división interior: por un lado lo que mi cuerpo quiere hacer, por otro lado lo que debe hacer. Pero cuando la dimensión espiritual empieza a hacer su aparición, la piedra angular del bien, de la virtud, deja de ser la obligación y empieza a ser el amor, la compasión. No te ayudo porque me lo dicta una norma sino porque en ti me veo, veo a un ser humano por el que siento cariño. Además, me doy cuenta que mi felicidad está conectada con la tuya, no son independientes. La moral, entonces, se vuelve una expresión de mi felicidad, de mi ser más profundo que es bueno por naturaleza.